




Seguridad y soberanía alimentaria
"En casa de herrero, cuchillo de palo"

El 65% de alimentos que consumimos diariamente provienen de la agricultura campesina, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP). Sin embargo, según la Agencia Andes, el país tiene índices de desnutrición por el mal hábito alimenticio (subalimentación) y la no democratización de tierras (latifundio). Por ello, el Estado intenta impulsar la creación de nuevos proyectos a favor de la producción nacional que, en ámbito de exportaciones, aún no es lo suficientemente fuerte para el mercado internacional.
A pesar que existe un superávit en la disponibilidad de los principales alimentos que consume el Ecuador (véase en infografía), no hay los suficientes recursos (económicos, productivos, industriales, entre otros) para consolidarnos como un país exportador, de acuerdo con el MAGAP. Para Ramiro Galarza, Secretario Técnico de la Conferencia Plurinacional e Intercultural de la Soberanía Alimentaria, "Ecuador es un país capaz de abastecer alimentariamente a toda su población". Pero las estadísticas del mismo Ministerio demuestran que el Gobierno invierte $ 2'400.000 solo en importaciones de ámbito alimenticio, lo que indica que no somos en este momento totalmente sustentables, como lo afirma, Vinicio Salgado, investigador principal del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP), "aún necesitamos de importaciones para abastecer a la población". Pero este valor no es sufiente, ya que en provincias andinas como Chimborazo, Bolívar y Cotopaxi el índice de desnutrición crónica bordea el 50%, según la Agencia Andes. Lo que quiere decir que, según el último censo realizado en Ecuador en 2010, 523.712 habitantes que tienen mala nutrición.
Pero no solo la subalimentación afecta, sino que el 60% de las tierras en el Ecuador son óptimas para el agro, dejando resto de ellas (40%) en una calificación de tierras erosionadas o desgastadas (campos inservibles para el cultivo y requieren un cuidado previo para volver a sembrar), según el MAGAP. Es por esta razón que, para Galarza, la aprobación de la Ley de Tierras Rurales y Territorios Ancestrales, que beneficia a los suelos ecuatorianos para que las prácticas productivas que se realicen en estos sean responsables y amigables con el ambiente, es vital para que los suelos no sufran sobreexplotación ni se los desgaste a largo plazo.
Datos del MAGAP y el INEC