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En cuarentena al otro lado del mundo sin que tu familia sepa

  • Foto del escritor: Christian Andrade Brito
    Christian Andrade Brito
  • 28 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 29 abr 2020


Fernanda ha permanecido en esta habitación durante el confinamiento en Malasia.

Hemos conseguido un vuelo chárter para Ecuador, está listo para 5 personas, le dijeron hace 2 semanas a Fernanda (nombre anónimo) que se encuentra varada en Kuala Lumpur, capital de Malasia. ¿Cuánto tendríamos que pagar? preguntó. Le respondieron que era 100.000 dólares, volvió a preguntar ¿por todos? no, por cada uno.


Solo bajó la cabeza, y el cónsul de Ecuador en Malasia dijo lo siento no pensé que era tanto. Así han sido las respuestas que ha recibido Fernanda.


Una amiga de Colombia en India me dice que hay una ecuatoriana pasándola mal en Asia. Cuestión de 10 minutos y ya estaba en contacto, primero me pide que no dé su nombre, su familia no sabe que está varada al otro lado del mundo y me explica que ellos ya tienen suficientes problemas en este momento como para causarles más preocupaciones.


Llegó a un hostel solo por 3 días, pero hoy ya se han convertido en 5 semanas. Durante todo ese tiempo ha tratado de buscar ayuda mediante la embajada de Ecuador en Malasia. Su visa de turista ha caducado, en medio del brote del coronavirus realizó su extensión porque las leyes en este lugar son muy severas y si no estás con los papeles al día es penado con cárcel hasta por 5 años y multa de 2.000 dólares.


Para la extensión le pidieron tener un ticket de salida de Malasia. Solo hasta hoy ya ha comprado 3 vuelos, todos están cancelados, y las aerolíneas asiáticas le han dicho que no tienen rembolso, le han dado crédito para usar por el lapso de un año en otros vuelos.


Su visa americana también caducó, la única manera de salir es por Europa. Imposible en estas circunstancias. ¿Cómo han respondido nuestros funcionarios en el exterior? ¿Podría diferir su accionar al de los políticos en Ecuador en esta pandemia?


El cónsul de Ecuador en Malasia lo único que busca es deshacerse de mí, dice Fernanda. Su trabajo se ha minimizado en sugerirle que se vaya a un país más cercano. La cuarentena será hasta el 28 de abril, pero Fernanda reza para que se extienda.


¿En serio? ¿Por qué? Cuando se abra todo lo más probable es que obtenga solo 2 semanas más la extensión de su visa. Las fechas disponibles de los vuelos comerciales de Europa a Latinoamérica son a partir del 5 de julio. ¿Un vuelo humanitario? Ay cierto, ya le consiguieron uno, pero estaba un poquito caro, 100.000 dólares.


¿Entonces? ¿Malasia alza la cuarentena y…? Si Ecuador no se quiere hacer cargo de su gente, por qué aquí lo harían, dice Fernanda. En este país musulmán las personas respetan a las autoridades y han seguido las recomendaciones. Son 34 millones de habitantes, hasta hoy se han registrado 5,532 casos de Coronavirus y 93 fallecidos.

Dentro de su cuarto solo tiene una pequeña refrigeradora y un microondas.

Las únicas personas en el hostel son Fernanda y un encargado. El dueño está guardando cuarentena en su casa con su familia. Cuando le llamo me pide que le dé unos minutos, se vuelve a conectar y me dice que está prendiendo un ratito el aire acondicionado.


El dueño del hostel aún no la ha desalojado a Fernanda porque su encargado es de otra provincia y él no puede viajar a su casa por las restricciones de la pandemia, pero si él pudiera hacerlo es obvio que hubiera cerrado el hostel hace rato. No le conviene tener abierto solo por una persona, por eso Fernanda prefiere no ocupar el aire acondicionado, porque si la cuenta de la luz es alta sería una excusa para mandarla.


Tiene ya dos semanas una infección en su pie por la humedad, hay 40 grados en Malasia. Ha buscado ayuda con el cónsul porque ya no le quieren vender antibióticos en las farmacias y necesita un doctor que le recete la medicina. “Pero ni un vaso de agua he recibo de ellos” dice refriéndose a la Embajada de Ecuador. Aunque por suerte en estos últimos días unos paisanos le obsequiaron víveres, al enterarse de su situación.


Hace 2 semanas el Gobierno de Perú repatrió a un grupo de turistas desde Malasia. Le dijo al cónsul por qué no le ayudó a salir hasta Perú, su respuesta fue “cierto, era de haber hecho eso”, cuando narra eso ya le siento histérica pero nunca pierde la compostura. Además, el Gobierno de México sacó a una sola persona de Filipinas, vuelve a hacerse la pregunta ¿por qué no me gestionaron un vuelo ahí?


La conclusión es que cada ecuatoriano varado en el extranjero tiene que ser el que arme su corredor humanitario, porque a este paso no regresaremos nunca, dice. Y por supuesto, mientras aguante su tarjeta de crédito podrá seguir saliendo a un pequeño market a comprar comida, pero cuando ya no tenga cupo empezará otro calvario.

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