Un sombrero de paja toquilla recorre la India
- Christian Andrade Brito
- 13 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 jun 2020

Mi sombrero de paja toquilla me acompañó durante todo mi viaje en India. Nunca pasé desapercibido, "por favor sácate un ratito que por eso nos reconocen como turistas y siempre nos quieren sacar más plata”, me decían mis amigas.
Siempre había un espacio en mi mochila para llevarlo cuando viajaba. Porque no hay nada más efectivo que un sombrero de paja toquilla para hacer turismo. Su belleza se reconoce inmediatamente, por su valor ancestral y cultural fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2012.

En la primera salida llegamos a Jaipur, capital del estado de Rajastán, visitamos el famoso Hawa Mahal o Palacio de los vientos. Se construyó por orden de Singh, quien fue un hombre machista y celoso. No permitía a las mujeres de su corte mostrarse en público.
Todas estaban recluidas en este palacio, una jaula de oro con numerosos balcones y ventanas con enrejados y celosías para que ellas pudieran tener una visión de la ciudad sin ser vistas. La finalidad era albergar a las mujeres que formaban parte del gran harén del Maharajá.
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El fin de semana previo al decreto de confinamiento en India, visitamos Udaipur o más conocida como la Venecia del este por sus hermosos lagos que bañan a la ciudad. La más romántica de India por sus palacios y templos, todo es fascinante. Una de las ciudades con más historia.
En un pequeño cruce contemplo el Lago Pichola. Lago artificial de agua dulce construido en 1362 con el objetivo de satisfacer las necesidades de agua potable y riego del lugar. Se ubica al sur del estado de Rajastán.
La tranquilidad que se vive aquí es impresionante, diferente a los demás lugares de la caótica India. Ese fin de semana pude caminar sin la presión de decir “NO” a cada minuto a algún vendedor ambulante.

Lodi Gardens se ubica en New Delhi. Lo visitamos la segunda semana de enero, después de tanto alboroto que encuentras en las calles de India fue el lugar perfecto para relajarnos un momento. Es un espacio de caminata para las familias de Delhi.
En la entrada observas vendedores ambulantes, pero dentro del parque puedes pasear sin la presión de que algún indio te persiga para ofrecerte algún producto.
Una cultura milenaria siempre tiene algo más que mostrar. Aquí se encuentran las tumbas de algunos monarcas. Además se pueden mirar algunas cúpulas que fueron construidas como entradas a las mezquitas.

Ugrasen ki Baoli es el pozo ornamentado más importante de Nueva Delhi y es el depósito de agua más antiguo. Tiene una importancia histórica por ser un lugar comunitario.
Las mujeres utilizaban este pozo como punto de reuniones, el ambiente fresco de los baoli (manantial o pozo que permite llegar al agua mediante gradas) les hacia pasar un buen rato, lejos de los calores insoportables de la India.
Pero no pueden faltar los mitos acerca de estos lugares. La gente cuenta que aquí el agua era negra y mística, y eso atrajo a la gente a saltar al pozo y suicidarse. Ellos narran que sientes cómo una fuerza invisible te pide que entres al abismo de la fatalidad.

La primera visita con mi sombrero de paja toquilla fue al Parlamento de la India o también llamado el Sansad, que significa "casa" en sánscrito. India es un país de república democrática y cuando se independizó de Gran Bretaña adoptó su sistema de gobierno parlamentario, inspirado por Gandhi con su gran convicción de no violencia. Fue construida en 1927 por los ingleses y se ubica en New Delhi, justo enfrente del monumento Puerta de la India.
Mi lema de viaje en India siempre fue "sin darle la espalda a una cultura milenaria".
Fotos tomadas por: Katerine Lara
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Excelente el relato 🌞