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Cuando perdí mi vuelo a China

  • Foto del escritor: Christian Andrade Brito
    Christian Andrade Brito
  • 6 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Siempre me preparo psicológicamente para un viaje porque no ha habido una sola ocasión en que no tenga problemas. Mi prima suele decir disfruta de cada cosa que vas a vivir porque esas son las verdaderas experiencias. Creo que habló muy fuerte, porque la primera vez que crucé el charco me encontré con el mega lío.


Viajé a China casi sin pensarlo. Pedí un mes de vacaciones en el trabajo, me voy a volver le dije a mi jefa. Tenía mis exámenes finales de mi maestría el fin de semana que viajaba, los cambié y rendí en un solo día. Mi vuelo salía dos horas antes del partido Francia - Croacia por la final del Mundial 2018.


Llevé una maleta casi vacía, China es barato, entonces también me iba de shopping. Soy muy puntual, tenía mi vuelo a las 08:00 primero por México, después hasta Shanghái y otro a Beijing. Antes de las 05:00 ya estaba haciendo la fila para chequearme, solo pensaba son casi 5 horas hasta México, después como 17 hasta China, está largo el viaje.


Me tocó por fin mi turno, entregué mi pasaporte e inmediatamente chequearon que no tenía visa estadunidense y tampoco mexicana. El año que viajé todavía necesitábamos visa para entrar a ese país, pero como solo iba a hacer tránsito no había problema. Bueno en realidad sí había, si quería hacer tránsito tenía que cancelar 75 dólares. Nadie me había dicho eso, pero en fin tenía que viajar así que le entregué mi tarjeta de crédito.


Mientras firmaba el váucher la chica de al lado se apresuró a preguntarle a su compañero que me atendía, si yo tenía visa americana. Ya le había dicho que no, así que me dijo que no podía viajar. Se me revolvió todo en mi cuerpo, no entendía lo que pasaba, la chica se movió a la computadora de mi lado y empezó a chequear mis tickets. Mira aquí hay una parada técnica en Tijuana, él llega primero al D.F (refiriéndose a mí) y después cargan gasolina en esta otra ciudad (Tijuana).


Igual seguía sin entender qué pasaba. Disculpe señorita pero yo en mi itinerario tengo una sola parada en México, le dije. No, hay otra en Tijuana, es una parada técnica y sin visa no puedes pisar territorio mexicano dos veces, me explicó. Ahí nadie se bajaba del avión, solo tienen que esperar 30 minutos en la pista.


Seguía sin comprender qué pasaba, solo pensaba qué voy a hacer con 30 días de vacaciones si no puedo viajar a China. En medio de todo el problema, la pareja que me atendía también trataba de entender lo que pasaba. Al final no me ayudaron, solo me reversaron el cobro de los 75 dólares y me pidieron que me haga un lado, estaba retrasando la fila.


Viajábamos 7 ecuatorianos a un programa en China, no nos conocíamos más que por un grupo de WeChat (el WhatsApp chino) hasta ese momento. Estaba seguro que al pasar migración íbamos a presentarnos, darnos la bienvenida, pero no. En medio del caos que se formó porque no me dejaban viajar, la chica que se chequeaba a mi lado me regresó a ver y me preguntó “¿tú también viajas al programa en China?”, sí le dije.


Ella se pudo chequear rápido porque tenía visa gringa. Después me ayudó, intentamos llamar a China, obviamente allá eran las 23:00 y no tenía respuesta. En la embajada de China en Ecuador nadie nos contestaba, era domingo de mañana y en 5 horas se jugaba la final del mundo, el evento deportivo más visto. En medio de todo, no hubo tiempo ni para presentarse y hacerse amigos, aunque hoy tenemos una amistad entrañable con mi amiga Andrea.


A los 10 segundos otro lío en la fila, era Paúl con el mismo inconveniente. Hasta ese momento ya éramos 2 que no podíamos viajar. El tiempo nos pasaba volando, eran casi las 07:00 y no podíamos solucionar porque efectivamente la agencia que nos compró los tickets no se percató de esa parada técnica y era imposible abordar nuestro vuelo. Para finalizar llegó casi atrasado Marcelo, conocido como Mache, y tenía el mismo problema, sin visa americana y peor mexicana.


Nos fuimos a todos los puntos de información y de ayuda con los que cuenta el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Intentamos llamar a la embajada de México en Ecuador, pero no había respuesta. Perdí la cuenta de cuántas veces llamamos a los organizadores del programa en China, aunque al final fueron los únicos que nos dieron respuesta. Esas 4 horas se convirtieron para nosotros en 10 minutos, todo había pasado tan rápido que solo vimos en las pantallas del aeropuerto que nuestro avión ya se encontraba en vuelo hacia México a las 08:00.


Entre risas nerviosas, malos chistes y preocupación, los 3 decíamos y ahora que hacemos con el mes de vacaciones que tenemos. Nos habíamos quedado del vuelo Paúl, Marcelo y yo, los otros 4 ecuatorianos tenían visa americana y pudieron viajar. Nuestros familiares solo veían desde atrás nuestros demacrados rostros. No hace falta describir más para que entiendan cómo alguien se puede sentir al perder un viaje de un mes a China.


Desde el país asiático nos dijeron tienen que estar tranquilos, vamos a resolver. Nos explicaban que no pueden hacer mucho desde allá porque era madrugada y cuando se contactaron con el aeropuerto en el D.F no recibieron ayuda. Así que nos indicaron que mejor volvamos a nuestras casas, ellos nos avisaban cualquier noticia.


Cogí mi maleta casi vacía, para ese momento los 3 ya éramos buenos amigos, así que el padre de Paúl se puso a las órdenes para regresarme hasta mi casa. Paúl manejaba el auto de su madre y Marcelo se fue por su cuenta. Quedamos en contacto, ojalá nos den alguna buena noticia nos dijimos y nos fuimos. Siquiera voy a ver la final del mundial le decía al papá de Paúl mientras me llevaba de regreso a mi casa.


No podía llegar sin avisar, así que les llamé a mis papás y les conté lo que sucedió. Ya estoy llegando dije, en la casa les cuento bien. Qué difícil preparar todo y no poder ver a nuestros hijos viajar me decía el señor cuando terminé de hablar con mis padres. Recuerdo que escuchábamos música, regresábamos por la ruta Collas y en medio de todo ese descontrol emocional le dije al señor “pare”.


Me llegó en ese momento un mensaje a mi WeChat del grupo de organizadores de China, “Christian estos son sus nuevos tickets de avión, avise a sus compañeros”. Paramos a un lado de la calle, nos bajamos y le pedí al señor el contacto de Paúl. “Regrésate este rato al aeropuerto” le grité. De la misma manera a localizarle a Marcelo. “Amigos nos vamos por Europa”, les dije.


Nos compraron un vuelo a Beijing con conexión en Ámsterdam. Ese mismo instante nos regresamos al aeropuerto, teníamos el vuelo en la tarde. Pudimos ver el partido entre Francia y Croacia, descansamos un poco y nos embarcamos en un largo viaje.

Abordando el vuelo desde Quito (Marcelo, Paúl y yo).

Mis vuelos al salir de Ecuador tienen un condimento especial, siempre algo tiene que pasar. Seguro hay miles más de historias anecdóticas que ustedes han vivido. Háganmelo saber, es un muy buen momento para acordarnos de esos “problemas” que hicieron especiales nuestros viajes por el mundo.

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